Hoy da comienzo el verano. Y con el la cascada interminable de fiestas de interés, local, provincial, autonómico y nacional, basadas, inexcusablemente en algún manjar que sólo tiene ese pueblo o comarca. Parece que seamos los poseedores de todos los yantares. Que si las ostras, que si el carnero, que si el pulpo, que el queso, las filloas, el este el otro y el de más allá,. Y los concellos las diputaciones y los pequeñopoliticos que nos adornan,se rascan los bolsillos como locos y se apresuran a hacerse la foto de valedor ante el mundo (aunque su mundo sea muy pequeño) del plato típico, desde hace seis años, de San Firfundiño de Abaixo. No se, quizás soy un poco pesimista, pero creo que gastar tanta pasta en tener tanta fiesta gastronómica de uno o dos días de duración, con concierto de Pili Pimpín incluido, y no dedicar ese capital a esfuerzos promocionales más a largo plazo de valores locales, como los paisajes, los restos del románico o prerrománicos, los valores etnográficos, la artesanía que si creo que son hechos diferenciales únicos, lo único que realmente hace es minusvalorar a las que si se podrían considerar fiestas de éxito, y perder recursos en autobombo inútil.
Si nuestros políticos en vez de autoonanizarse en su profundo minifundio localista, hablasen con el del municipio vecino, aunque sea de otro colorín y potenciasen áreas comunes mejorando infraestructuras y servicios. Quizás tendíamos menos comilonas localistas sin mucho interés y ganaríamos en ofertas turísticas y en turistas.
Esto es pan para hoy y hambre para mañana, y ya jodería que el hambre de mañana nos llegase por un exceso de fartura hoy.
