Son las diez de la mañana y estoy en el punto más alto de los remontes de la estación de esquí de Manzaneda, en Ourense. La revista que me paga por fotografiar y escribir me ha enviado a realizar un articulo sobre la comarca de Tierras de Trives en la que está la estación. Estoy esperando a su director para comentar los servicios del centro y sus bondades. Hace frió, o soy yo que no me he movido en los últimos cinco minutos esperando a que un rayo de sol pasase por entre los radios del arrastre de los telesillas. Todo por una foto.
Al fin aparece, se ha incorporado a la dirección de la estación hace apenas dos meses. Me comenta los múltiples servicios y las variadas ofertas de ocio del centro de montaña. Hace unos años era una estación invernal. Ahora la falta de nieve agudiza el ingenio. ¿Quien dijo que el cambio climático era malo?. Apenas hay nieve en las pistas. En los alrededores hace días que desapareció arrastrada por las lluvias; tampoco es que haya mucha gente para disfrutarla; algún grupo de estudiantes, el director y un invitado y yo con mi cámara. Termino mi aséptica y profesional entrevista. lo cierto es que no me gustan mucho los lugares comunes del turismo masivo, prefiero los rincones con encanto, con pequeños seres emocionados con su trabajo y que tienen historias que contar y no tan solo currículum turístico. Uno que es rarito. Me subo al telesilla para bajar y perderme por entre los pueblos, las casas rurales, los restaurantes y los caminos menos usuales.
Después escribiré un articulo profesional para el medio que me da de comer y otro para mi bitácora: el que alimenta el alma.
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