Desde que se inventara el fabuloso mundo del puro, siglos antes de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, mucho han cambiado las cosas, sobre todo en cuestión de formatos, cajones y sistemas de conservación, pero lo único en lo que no ha variado ha sido en la forma artesanal de fabricación. Los buenos puros se han hecho y se siguen haciendo a mano, arte que se transmite de generación en generación, y muy a menudo, de padres a hijos. Tal es el caso de Alejandro Robaina, el tabaquero más representativo de Cuba...
En 1845 llega a Barbacoa el primer Robaina. Se llamaba Leopoldo y había venido de Canarias con un hermano en busca de fortuna. Al pisar tierra cubana se separaron, uno fue para Oriente y el otro para Occidente.Leopoldo, quien fuera el abuelo de Alejandro, comienza a cultivar tabaco en las cuchillas de Milián, municipio de San Luis, donde se casa y tiene nueve hijos, de ellos cinco varones.De la unión de uno de ellos, Maruto, con María Pereda, nació Alejandro en 1919. Inicialmente sus familiares quisieron que estudiara medicina, o boticario, pero no aceptó. Desde muy pequeño se vinculó a la vega.
En 1845 llega a Barbacoa el primer Robaina. Se llamaba Leopoldo y había venido de Canarias con un hermano en busca de fortuna. Al pisar tierra cubana se separaron, uno fue para Oriente y el otro para Occidente.Leopoldo, quien fuera el abuelo de Alejandro, comienza a cultivar tabaco en las cuchillas de Milián, municipio de San Luis, donde se casa y tiene nueve hijos, de ellos cinco varones.De la unión de uno de ellos, Maruto, con María Pereda, nació Alejandro en 1919. Inicialmente sus familiares quisieron que estudiara medicina, o boticario, pero no aceptó. Desde muy pequeño se vinculó a la vega.
"Aprendí lo que se le hacía al tabaco desde muy joven. Ya a los 16 años discutía los precios con los compradores, aunque las decisiones finales la tomaba el viejo. Como yo sabía leer y escribir y él no, me daba esa oportunidad" dijo."En cierta ocasión me preguntaron cuál era mi mayor deseo, y yo dije: que exista una marca de tabacos con el nombre de mi vega, que se pueden torcer con las capas que produzco y que de dividendos para la economía del país. ""No he recibido ningún beneficio económico de la marca Vega Robaina, yo doné mi nombre sin interés alguno. Pero sí ha sido un motivo de satisfacción muy grande, tanto para mí como para mi familia, mis amigos y para todo el que me aprecia.""Que me reconozcan como uno de los mejores productores del mundo, es algo en lo que nunca había pensado, un sueño hecho realidad, un reconocimiento social muy grande" recalcó.
La revolución cambió las cosas, pero Robaina es el único cubano que da nombre a un puro. Además de ser el mejor tabaquero del mundo, es desde mi punto de vista, el claro ejemplo de lo que puede ser un perfecto amateur, que es como se ha descrito en algunas de las entrevistas que ha concedido. Ama su tierra, sus productos. De el dijo García Márquez que era el asesino más amable que había conocido.
Para mi, es un señor que antepuso el amor por lo que hacia, a la emigración a USA cuando perdió la propiedad familiar. Además gracias a su talento yo he podido degustar algunos de los mejores puros de este mundo.
1 comentario:
Curiosa historia y peculiar personaje. Hoy día ya no quedan. Gran post.
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